Los Académicos de la Argamasilla presentan “El Quijote de Avellaneda escrito entre todos”

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En la obra manuscrita, con la participación de en torno a 1.300 personas, también pueden encontrarse creaciones pictóricas y fotográficas de alta calidad artística

Tras más de dos años de trabajo, este fin de semana “por fin ha visto la luz” el ‘Quijote de Avellaneda escrito entre todos’, una obra manuscrita del Quijote apócrifo promovida, organizada y financiada por la Asociación Cultural “Los Académicos de la Argamasilla”, con la colaboración del Ayuntamiento de Argamasilla de Alba, la Diputación Provincial de Ciudad Real, LIBERBANK y Clínicas Dentales Gerardo Di Paolo.

En torno a 1.300 personas han participado en esta “impresionante obra”, transcribiendo el texto, aportando dibujos, pinturas, fotografías o decorando, como antaño hacían los monjes, alguna de las 751 páginas que la forman. Personas y personalidades de todas las edades y ámbitos sociales han hecho posible esta obra popular, creada para la historia y el regocijo de todos los amantes de este libro y del Quijote. “A Argamasilla de Alba, que ya tiene un Quijote de Cervantes impreso en la localidad en 1863, le faltaba un Quijote de Avellaneda hecho en Argamasilla”, afirmó el alcalde, Pedro Ángel Jiménez.

La presidenta de Los Académicos de la Argamasilla, Pilar Serrano, destacó “el compromiso cultural con nuestra tierra y, especialmente, con la tradición cervantina y quijotesca de la Argamasilla literaria”, y pidió que la unidad demostrada para sacar adelante este proyecto se traslade y mantenga en la sociedad actual “ya que pensamos, que la sociedad necesita, con urgencia, que todos nos sumemos para que haya entendimiento”.

Con este acto, la asociación clausura definitivamente las actividades promovidas para la conmemoración del IV Centenario del Quijote escrito por Alonso Fernández de Avellaneda, en 2014, celebración en la que se volcó la localidad.

Por su parte el alcalde, tras destacar “la importancia” de Los Académicos de la Argamasilla, una asociación que “vela por la transmisión, custodia y defensa de nuestra tradición cervantina y quijotesca”, subrayó que Argamasilla siempre ha estado presente en los centenarios del Quijote “lo estuvo en 1905, ha estado durante todos estos centenarios y cuando otros se olviden de Cervantes, se olviden de su obra, del Quijote y sus aventuras, Argamasilla seguirá estando ahí”.

Por otro lado, este proyecto podrá hojearse a partir de los próximos días en la Casa de Medrano, antes de que pase a engrosar los quijotes que hay en la vitrina de la Oficina de Turismo, en la que se conservan ediciones tan emblemáticas como la de “Argamasilla” de Rivadeneyra o la del pintor Gregorio Prieto.

Ante la imposibilidad de reproducirlo en papel por su alto coste, señalaba Serrano, para hacerlo llegar al mayor número de personas posible ha sido digitalizado. Mientras se espera la llegada de un mecenas, “privado o público”, que facilite su publicación, los Académicos de la Argamasilla han puesto a disposición de los interesados un atractivo pendrive o memoria USB para que puedan llevárselo y disfrutar visualmente de esta obra en la tranquilidad de sus hogares.

Hacerse con una de estas obras digitales, es muy fácil, tan solo es necesario contactar con la Casa de Medrano (en horario de mañana y tarde, lunes y domingo por la tarde cerrado), inscribirse como solicitante y colaborar con 10 euros, que prácticamente suponen el gasto realizado en la memoria USB.

Sobre los formatos finales del Quijote manuscrito

A la obra se le ha dado dos formas, una tradicional y otra digital, así en la primera, el artesano de los libros y miembro de los académicos, además del ideólogo de este proyecto, Obdulio Hilario, ha sido el responsable de llevarla a cabo, encuadernando a la francesa y con cintas las más de 750 páginas en cuatro tomos, incluyendo en uno de ellos exclusivamente el índice de participantes.

Mientras, la digitalización ha corrido a cargo de Rufino Pardo, un trabajo que principalmente ha consistido en la reproducción fotográfica de cada una de las páginas y su posterior adaptación para la visualización en dispositivos informáticos.

Un proceso que se inició en las oficinas de Ediciones Soubriet (Tomelloso), de donde salió el diseño del papel e impresión casi manual del índice.