Argamasilla de Alba celebra el regreso de su patrona

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La lluvia, que recibió a la Virgen de Peñarroya a su llegada a localidad, no disminuyó los ánimos de los argamasilleros que la esperaban
Miles de argamasilleros recibieron a la Virgen de Peñarroya a su llegada a la localidad tras permanecer algo más de tres meses en su santuario del Castillo de Peñarroya, al frente de ellos el alcalde, José Díaz-Pintado; varios miembros de la Hermandad de la Virgen; el párroco local, Juan Carlos Torres; y la Agrupación Musical “Maestro Martín Díaz”.

A las 16.30 partía la imagen desde el Castillo de Peñarroya llegando a Argamasilla de Alba –de la que salió el pasado 11 de septiembre de 2010– alrededor de las 19.00 horas, después de ser portada por diez devotos los aproximadamente doce kilómetros que separan el santuario de la localidad.

Aunque las previsiones meteorológicas anunciaban más de un ochenta por ciento de posibilidades de lluvia, el tiempo respetó la celebración de la romería en el paraje del Castillo de Peñarroya, puerta de entrada al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, haciendo su presencia durante el trayecto de traslado de la imagen cuando tan sólo faltaban dos kilómetros para que la Virgen llegará a Argamasilla de Alba, lo que no mermó los ánimos de sus portadores ni de las cientos de personas que la acompañaron durante todo el recorrido.

Ya en la localidad, la lluvia cesó permitiendo que la imagen se detuviera en la Residencia de Mayores Ntra. Sra. de Peñarroya, donde fue recibida por parte de sus residentes, e hiciera su tradicional parada frente a la iglesia parroquial donde junto a las autoridades recibieron a todos los romeros.

Pero el momento más conmovedor aconteció con la explosión de júbilo que supone para los argamasilleros ver la entrada de su patrona en la iglesia parroquial al ritmo del himno nacional, exteriorizado con vivas a la Virgen y lágrimas.

Cabe destacar la previsión de cubrir la imagen, por parte de la hermandad, con un plástico transparente que evitó que sufriera algún tipo de deterioro con la lluvia y permitió a los argamasilleros poder verla.