Morales explicó que comenzó a escribir la obra en el hospital, mientras esperaba el nacimiento de su hijo. Aquellas horas dieron origen a un relato que empezó “como una forma de terapia”, según sus propias palabras, y que con el tiempo se transformó en una historia compleja, simbólica y profundamente personal.
Durante la conversación, el autor detalló que El laberinto de los siete pecados se desarrolla en un mundo imaginario con siete torres que representan los pecados capitales, donde la luz y la oscuridad coexisten como reflejo de la naturaleza humana. “La fantasía —señaló— no es una huida, es lo que decora la realidad.”
La novela, que combina elementos filosóficos y emocionales, explora temas universales como la soberbia, la envidia o la manipulación. Morales confesó que considera la envidia “el pecado más destructivo, porque busca apagar la luz de los demás”.
El escritor reveló también que El laberinto de los siete pecados es el primer volumen de una trilogía que ya tiene muy avanzada y que espera continuar en los próximos años.
La charla concluyó con una ronda de preguntas del público, que permitió profundizar en cuestiones como la dualidad entre el bien y el mal o el papel del sufrimiento como motor creativo.
La concejala de Cultura, María José Díaz, destacó “la importancia de encuentros que nos acercan a la literatura desde la reflexión y la emoción”, agradeciendo al autor y al numeroso público su participación en este nuevo acto cultural celebrado en la Casa de Medrano.