La Casa de Medrano se vistió de teatro
17 ago 2009·Ayuntamiento de Argamasilla
Una cárcel de mujeres, unos niños en clase durante el periodo franquista y una familia dispuesta a salir del armario, han sido los temas elegidos por las tres compañías para representar sobre el escenario.
El viernes, el Grupo de Teatro Umbría, representó la obra ‘¡Hay motín, compañeras!’ —de Alberto Miralles—. Esta compañía, puso sobre las tablas una crítica al mundo de la publicidad, capaz de utilizar cualquier situación mediática para promocionarse. A su vez, hace un reproche al sistema político que permite la discriminación femenina, y en algunos casos, la violencia contra las mujeres.
El sábado, desde Asturias, Teatro Contraste, escenificó la conocida obra de Andrés Sopeña ‘El Florido Pensil’. Un reflejo, en clave de humor, de la educación de posguerra. A través de la mirada de unos niños, se muestra como era la sociedad y la enseñanza en los años cuarenta y cincuenta.
Para concluir estas jornadas, el domingo, el grupo local, Primer Acto Teatro, estrenó la obra ‘Saltar del Armario’ —de Rafael Mendizábal— una obra que plantea un cambio de rumbo en la vida de cada uno de los personajes.
Como hilo conductor, el cambio de orientación sexual, y de trasfondo, una sociedad hipócrita que se niega a reconocer lo que todo el mundo sabe. Hasta que alguien (que bien puede ser un vecino cotilla que estudia primero de psicología por la UNED), abre los ojos a los dos protagonistas, amigos de la infancia, que han confundido el amor con la amistad.
Pero son muchas más las historias que se entrelazan en esta obra costumbrista de hoy, donde los personajes sufren y tienen problemas normales, que creemos extraordinarios porque ocurren de puertas a dentro y pocas veces salen a la calle.